martes, 7 de junio de 2011

Frente de Profesionales con Papa

(1 de varios).
Por Dr. Angel Aguasvivas.
 
Los dominicanos a través de su historia hemos sido capaces de superar grandes y arduas dificultades para poder sobrevivir a la amenaza de intentos dirigidos a socavar nuestra relativamente madura democracia. Hemos defendido con gallardía los valores patrios intrínsicos y hemos sido defensores de los mas elementales principios cívicos que fundamentan una nación.
 
Muchas han sido las acciones valerosas de un sinnúmero de brillantes hombres quienes ofrecieron sus vidas en pro de una nación sustentada en los canones de principios morales rígidos. Sin embargo, nuestra republica todavía sigue siendo victima de los que no escatiman esfuerzos en busca del provecho personal, y desde esa posición herir el desarrollo de una democracia autentica.
 
Nuestro pueblo en la actualidad requiere que sus hijos nobles y honestos ejerzan sus facultades de hombres respetuosos a los valores cívicos y ser preactivos creadores de una fuente celosa en defensa de la estabilidad democrática y el progreso, con justicia para el bien común de todos.
 
Los partidos políticos durante sus respectivas formación, generalmente, nacen con una filosofía y unos principios que les sirven  de bujía y luz en la búsqueda de la implementación programática de sus máximas aspiraciones políticas. Desde el inicio de sus respectivas formación ideológica, cada uno de ellos trata de crear el enigma que justifique su organización y creación en busca de la solución de los problemas del país. Partiendo de ese pragmatismo, los miembros de las distintas clases sociales se identifican con los ideales y principios que sustentan la base fundamental de los intereses de clase. Estos intereses y principios deben garantizar los deseos de quienes aspiran obtener el protagonismo histórico que constituye alcanzar el poder.
 
 Esos principios filosóficos, junto con el pragmatismo, y los valores intrínsicos de sus simpatizantes y militantes, coadyuvan para la creación de una mística partidista, la cual es necesaria y sirve de eje central que distingue e identifica dicha organización. Esas características innatas dentro del conglomerado permiten mantener de una forma inequívoca la fuerza moral de todos sus miembros. De no ser así se descodifica la ética partidista y el enlace entre el gobierno y partido pierde su funcionalidad cuando se alcanza el poder.
 
 El ser humano esta en el deber de enfrentar el reto de ser participe responsable de la creación de conductas dignas y ejemplarizantes en beneficio de los que hoy convivimos en esta sociedad. Esta actitud responsable, debe por ende beneficiar las nuevas generaciones  en la posteridad. Con ello contribuiríamos al desarrollo de una sociedad que sea capaz de superar las dicotomías de comportamiento con que nos desenvolvemos en nuestra época y que indiscutiblemente nos obliga a ser fieles defensores de los principios que sustenten el fortalecimiento de un crecimiento de desarrollo social propio de un país civilizado.
 
Nos ha tocado vivir en una era de coyunturas y circunstancias difíciles y que presentan retos a los cuales debemos enfrentar con determinación. Las limitaciones que como ser humano poseemos nos crean la necesidad de confrontar adversidades e infortunios y que nos convendría superar para garantizar el éxito a nuestro proyecto de vida en un mundo que exige adaptaciones continuas a situaciones diferentes.
 
Partiendo de estas prerrogativas hemos asimilado la necesidad de encaminar nuestros esfuerzos hacia una ruta que nos guíe por los caminos correctos que exigen la responsabilidad histórica de afianzar la estabilidad democrática de nuestro país. Estas prerrogativas necesariamente nos ubican en la corriente del pensamiento visionario de nuestro candidato presidencial el Ing. Hipólito Mejia Domínguez.

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