Hace dos años que Luis terror Días con su guitarra y rebeldía se fue a cantarle al padre eterno y a la virgen de Altagracia; entre palomas negras y blancas se oía a lo lejos un coro con su "ololey" en forma de estribillo, que languidecía con la distancia al paso de los días.
Llegamos al segundo aniversario de la triste partida y el artista que anduvo, siempre con su instrumento y actitud polémica, por los caminos que conducen a las más genuinas manifestaciones folclóricas para denunciar las injusticias que campean en la sociedad dominicana
, si Luis terror viviera hoy, estoy seguro le cantaría a la violencia contra la mujer, a la perdida general de valores, a los grandes taponamientos del tráfico y a la corrupción política, los que fuimos tocados por su talento artístico sabemos que así fuera. Luis terror, que tantas emociones dio al mundo con su legado musical, hizo vibrar bajo la magia de sus creaciones a multitudes que no podrán olvidar ese baile en la calle, que es sello musical en tiempos de carnavales. Lejos de infundir temor, el estribillo del guardia del arsenal despierta el interés de apretar a la pareja y bailar hasta que salga el sol; los que embriagados de emoción se balancearon con el guachimán para despojarse con el rítmico y cadencioso embrujo de un despecho, lo saben muy bien.
Es que la barca de Luis Días navegó en un mar lleno de vampiras y cuando subía el oleaje para atormentarlo, se refugiaba en puerto de marola, porque sabía que ella lo vivía; un día Luis se apareció con flores a María, comprendió que ya no era la misma que todos se creían, y desconcertado subió al carrito, y se alejó donde los mosquitos puyan y producen ardor de pringamoza, que se calmaba frente a la sabiduría mágica de Liborio.
Aquel 8 de Diciembre del 2009, Dios necesitaba un músico que pusiera las almas del cielo a bailar en las calles y Luis terror era el hombre ideal para amenizar la fiesta, pero como era extraña su personalidad, Luis decidió quedarse entre vírgenes, santos y ángeles, porque es mejor vivir en la paz eterna que regresar al desorden y injusticias; hagamos una pausa bajo el sonido de tambores y elevemos una oración para que Dios lo acoja por siempre en su santo seno y despierte la sabiduría de nuestros compatriotas, para que se produzca un cambio en conducta colectiva. La pausa para Luis terror en el cielo e inteligencia los dominicanos en la tierra.
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