Dr.
Willians De Jesús Salvador
Hemos
llegado al final de la campaña electoral, la más atropellante y avasallante
por los sustentadores del poder, es decir, el Partido de la Liberación
Dominicana.
El
uso intimidatorio del poder, para intentar prosternar a la formula
oficialista a empleados públicos, empresarios independientes y suplidores del
estado.
Han
puesto de rodilla como miserables vivientes a los que tienen las tarjetas de solidaridad,
bono gas, bono luz y Senasa subsidiada. Están aplicando el llamado control
del voto comprometido, asignándole en sus respetivos colegios en que votan
esas pobres familias, el pseudo control de que tienen que votar por un
partido aliado determinado, para de esta manera saber quiénes sufragaron o
no, a favor de Danilo Medina.
Los
vituperios, falacias, mentiras vulgares en contra del candidato opositor, Hipólito
Mejía, una campaña sucia por todos los medios de comunicaciones oficiales y
espacios pagados, es sencillamente indignante. ¡Carajo eso no es democracia!
No
tengo lugar a dudas, que los hombres y mujeres que deseamos un cambio, somos
más que aquellos que se han plegado a la mandarria del gobierno peledeísta,
que intenta establecer en nuestro país, un sistema político dirigido por un
partido hegemónico.
Queremos
recordarles a los feroces personeros del gobierno, que el pueblo es el
soberano, es quien otorga y quita el poder a los partidos políticos. Las
trapisondas y abusos de poder, tienen sus límites, que es justamente donde se
inicia la indignación colectiva, que en Europa ha barrido con varios gobiernos,
los cuales marchaban de espalda a los intereses generales, en el caso que nos
ocupa, este es un gobierno de un clan político, que marcha arrogantemente de
espalda al pueblo.
En
1762, Jean-Jacques Rousseau, expresó que la idea de soberanía de manera
sustancial y determinante para las democracias modernas, el soberano es ahora
la colectividad o pueblo, y esta da origen al poder enajenando sus derechos a
favor de la autoridad. Cada ciudadano es soberano y súbdito al mismo tiempo,
en las dos condiciones debe ser respetado por la autoridad, para que este se
subordine a las autoridades. La libertad de elegir y ser elegido, está
consagrado en todas las constituciones modernas, y establecida como una regla
de oro de la democracia por la Carta Interamericana Democrática.
El
pueblo que es el soberano, está con el candidato del PRD, Hipólito Mejía,
quien no se deja intimidar por la parafernalia oficialista, actualmente es el
ampliamente favorito para ganar las elecciones, nada puede retorcer los
resultado finales y el deseo irrefrenable del pueblo dominicano de un cambio
verdadero.
Hay
pueblo a los que se les soborna con el nivel de vida para no se paren de
pensar por donde anda el nivel de su vida, según, sentenció Ana Diosdado, la
actriz y dramaturga española.
Tenemos
que recordarle a los peledeístas, a Louis Emmanuel Dupaty, quien hace más de
un siglo, expresó: Los reyes quieren ser absolutos; los nobles quieren ser
independientes; lo pueblo quieren ser felices.
Solamente
alcanzaran sus plenitudes cuando libre de las perversidades y corruptela de
quienes los gobiernen, se dan el gobierno por el voto popular, voto libre de
las cadenas que imponen los que quieren perpetuarse en el poder, quienes los
manejan como si fuese una patente de corso o un botín de guerra.
El
pueblo es el soberano y está resolutado por la voluntad de la mayoría de dominicanos
y dominicanas, a partir del próximo 20 de mayo: ¡Hipólito Presidente!
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