El Partido Revolucionario Dominicano ha sido testigo y parte de procesos históricos que han marcado la vida republicana. Su participación en las luchas democráticas es reconocida incluso por sus más acérrimos enemigos. Desde 1961, cuando llegó a suelo dominicano, el PRD ha sido compromisario de una tradición anclada en las ideas liberales. Fiel a esa herencia, su accionar ha sido coherente.
Sin embargo, con su salida del poder en el año 2004, a lo interno del PRD creció y tomó fuerza interna una corriente que lo alejaba de sus raíces.
Otra idea del PRD se imponía sin miramientos, irrespetando historias de lucha, al tiempo que se sostenía un discurso alejado de las grandes mayorías y, sobre todo, desconectado de las clases medias liberales que siempre le dieron vida a la propuesta blanca.Hoy, con Hipólito Mejía y Luís Abinader a la cabeza, el PRD ha vuelto a su fuerza. El reencuentro con las bases y la re-conexión con la sociedad civil son la clave del triunfo. Hemos vuelto a la mística, al partido mirando a la gente, caminando con la gente, codo a codo: escuchando sus reclamos, canalizando sus intereses, comprendiendo y solucionando sus necesidades.
El PRD nunca ha sido ni será un partido de reuniones excluyentes en torres, el PRD es un partido del barrio, de la escuela, de la cancha, de la librería, de la gente. Es un partido en plena vinculación con la sociedad y afortunadamente hemos vuelto a eso.
Nosotros hemos recogido la impresión y la energía positiva en los barrios y pueblos. Caminando palmo a palmo el país junto a Hipólito y Luís Abinader, recibimos la mano amiga de todos. Hemos visto la alegría y el entusiasmo por el cambio que representamos. La acogida es tan distinta de los mítines portátiles del oficialismo. Se siente la energía de la gente, las ganas de un cambio verdadero.
El PRD ha integrado a todos los sectores internos, ha abierto sus puertas. Vamos unidos y entusiastas, vamos con la fuerza del pueblo. Ese pueblo que el 20 de mayo, con esperanza, vencerá al desempleo, a la inflación, a la corrupción estatal, a la indolencia, a la mala inversión y gestión en educación, al autoritarismo.
Ha habido muestras de un crecimiento positivo. Hay una camada joven dispuesta a dar lo mejor de sí. Un liderazgo que cree en la renovación y que esa renovación es posible desde el poder, haciendo las cosas que la ciudadanía espera que se hagan. El liderazgo se construye haciendo las cosas como manda el pueblo.
Con el respaldo crítico y propositivo de personas como Miguel Ceara-Hatton, Olaya Dotel, Pedro Catrain, entre otros, el PRD se ha reencontrado con su base y con los sectores que le dieron vida en el pasado. Ese respaldo debe ser honrado. Ese compromiso de hacer un gobierno honesto, priorizando las grandes causas por las que Peña Gómez dio su salud, es ineludible. El partido lo sabe, el país lo sabe.
Ese es nuestro compromiso. Cada día son más los que se suman y respaldan la candidatura que traerá nuevamente la ilusión. Los dominicanos hemos perdido la ilusión y la recobraremos. El 20 de mayo vamos a ganar las elecciones, pero vamos también y sobre todo a levantarle el ánimo a República Dominicana. Recuperaremos las sonrisas, con la fuerza del pueblo.
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