Por José Miguel Álvarez.
Desde muy pequeños hemos estado escuchando hablar de la historia de un hombre pequeñito que quería ver a Jesús y para lograr su azaña se adelantó en el camino por donde el Maestro debía pasar, se subió a un árbol y al pasar el Señor Jesús le mandó a bajar para ir a su casa a comer.
Cuando estuvieron a la mesa reinaba el silencio, El Maestro no había pronunciado palabras y sólo se escuchaba el murmullo de los especuladores que había llegado hasta allí para criticar esta acción de Jesús de entrar en casa de un Publicano.
Cuando estuvieron a la mesa reinaba el silencio, El Maestro no había pronunciado palabras y sólo se escuchaba el murmullo de los especuladores que había llegado hasta allí para criticar esta acción de Jesús de entrar en casa de un Publicano.
De repente Zaqueo quiebra el mutismo e irrumpe en una exclamación: "Maestro la mitad de mis bienes doy a los pobres y si en algo he defraudado a alguien lo devuelvo cuadruplicado"
No hay que ser un matemático para saber que esta ecuación podría dejar en la ruina a cualquiera, independientemente de lo grande de su fortuna y es en ese tenor que durante mucho tiempo se nos ha presentado esta historia como la de un hombre que tuvo que empobrecer para alcanzar su salvación.
Pero si analizamos el escenario completo nos encontraremos con algo más que eso. Nos vamos a encontrar con la operación de un milagro, el milagro de la restitución que se opera en el corazón de Zaqueo a partir de la entrada de Jesús en su casa. Cuando Jesús escuchó aquella declaración, siendo El Dios que escudriña los corazones, le dio a entender a los críticos que la salvación había llegado a la casa de Zaqueo.
El milagro de la restitución debe ser una de las primeras señales de un verdadero arrepentimiento, muy especialmente del arrepentimiento de una persona que como Zaqueo ha hecho vida pública. Ha hecho negocios, que muchas veces no fueron muy transparentes. Los Escribas y los Fariseos que estaban en casa de Zaqueo, aunque no estaban siendo sinceros, pero estaban criticando algo con fundamentos. Zaqueo se había enriquecido a base del sudor del pueblo judío y aunque era semi-legal de acuerdo a las leyes del gobierno romano que representaba, no dejaba de ser una explotación.
En estos tiempos en los que se promueven a los candidatos a la presidencia de la República Dominicana han aparecido una serie de personajes que llevan años negociando con la comunidad dominicana de la Florida y que ahora se presentan como los personajes pulcros, dignos de representar al candidato e inclusive se ha dado un fenómeno en el que muchos hasta quieren aspirar a la cámara de diputados del país a través del programa del Diputado en el exterior.
Muchos han encontrado que el pueblo evangélico se ha convertido en una fuerza capaz de inclinar la balanza en una elección y han llegado hasta ese sector. Se hacen grupos que pretenden aglutinar al pueblo de Dios y para ello se valen de un líder que sea también "evangélico".
Estos líderes evangélicos que andan promoviendo sus candidatos tienen todo el derecho de hacerlo y no están quebrantando ningún mandamiento divino, siempre y cuando no les den a sus candidatos la gloria que pertenece a Dios.
Pero deben entender que si han sido lideres que han hecho vida pública en Miami, que han defraudado o se han enterado de personas que se han sentido defraudados por ellos, el primer paso hacia su liderazgo debe ser revelar el milagro de la resituación que se supone se operó en ellos cuando la salvación llegó a su corazón.
No debemos venir ahora después haber hecho toda una vida pública ensombrecida a predicar la moral desnudos y sin camisa.
Zaqueo conoció a Jesús, le amó y le aceptó. Por su amor a Jesús ofreció entregar la mitad de sus bienes a los pobres, pero el milagro de la restitución se revela en su voluntad de restituir o devolver a quien había engañado. No se puede restituir a tu prójimo con tan sólo amar a Jesús.
A quien le había escrito un cheque sin fondos, a quien le tomó prestado y no le pagó, a quien le vendió un servicio publicitario o de cualquiera otra índole y después de cobrarlo no honró su compromiso. Al dueño de la emisora donde tuvo su programa de radio y se fue debiendo algunos meses. Esa es la verdadera restitución!
Todos esos actos de irresponsabilidad y de negocios turbios están ahí, están documentados y no desaparecen con tan solo decir "Yo amo a Jesús".
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