miércoles, 6 de julio de 2011

Ultramar una Estatua a Don Antonio Guzman

JOSE ALDUEY SIERRA
Ironía del destino:  el  activo político más grande que tiene el PRD nadie lo defiende. Cuando  se escriba  desapasionadamente  la  historia  de  la democracia postrujillista  en la República Dominicana, el  país  colocará en  su verdadero  sitial  al gobernante  que  practicó  la más grande cirugía social contra el cáncer incrustado  en  el  estamento  militar  más comprometido con el  crimen político  de Estado .
Don  Silvestre Antonio  Guzmán Fernández  (1978-1982), cuya  valentía, arrojo y determinación  ni siquiera  el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) ha sabido valorar y  honrar en su justa dimensión. La ingratitud, el olvido  y la politiquería barata han hecho que sus grandes aportes a la democracia hayan sido soslayados  y tirados por la borda.
Las nuevas generaciones  ignoran que  la breve presencia de Guzmán en el  poder  (1978-1982) fue  como rayo de sol fulminante  que sepultó  la sangrienta  noche oscura  de  los doce años más siniestros  de la reciente historia  política dominicana con asesinatos, desapariciones,  torturas y golpizas salvajes, solo comparables a con la horrorosa tiranía de Rafael  Leonidas Trujillo (1930-1961).
Rico hacendado, forjado  en la fragua  del trabajo honrado desde niño como gerente de la Curacao Traiding Company en Moca, La Vega, Barahona, San Francisco y Santiago, don Antonio, nacido en La Vega en 1911,  logró la prosperidad  empresarial  a  los 31 años cuando ya era productor arrocero  y consumado  exportador  de frutos.
Su  riqueza personal  no fue  obstáculo para que incursionara en la política y en 1961 ya militaba en el PRD, hecho que  le permitió  ascender  al  poder  como   Secretario de Agricultura en el gobierno  del profesor  Juan  Bosch, en  1963.
A raiz de la  guerra  civil de 1965, y como fórmula para buscar una salida política pacífica al conflicto bélico, Don Antonio  es  nominado a la Presidencia  Provisional, cargo que rechazó y en su lugar impulsó  al doctor Héctor García Godoy, quien organizó las elecciones de 1966, con las cuales llegó  al poder  la prolongación del  trujillismo:  Joaquín Balaguer  (1966-1978) y su poderosa  maquinaria cívico- militar.
La feroz persecución  y muerte de opositores  sembró el  luto y el dolor en centenares de familias  que vieron correr la sangre de sus hijos, asesinados o desaparecidos. Las cárceles estaban repletas de presos políticos y decenas de líderes tuvieron que irse a vivir al exilio.
La era trágica del balaguerismo y el abuso de poder, que ahora algunos quieren justificar como producto de la guerra de abril de 1965, costó la vida a muchos dominicanos. Periodistas  valientes  como Gregorio García Castro, Orlando Martínez , Guido Gil y Narciso González (Narcizaso) perdieron la  vida  por defender la libertad y la democracia,  y criticar al régimen. Políticos brillantes como Amin  Habel Hasbum, la lider campesina doña Mama Tingó, Otto Morales, Maximiliano Gómez (El Moreno), Francisco Alberto Caamaño Deñó  fueron arrestados vivos, llevados al pelotón de fusilamiento y asesinados a sangre fría.  Terrorismo de Estado. La elección de Antonio Guzmán en 1978 significó la caída de aquel  régimen  horrendo, herencia  del trujillismo, pues toda su estructura militar, encabezada por los generales  Neit  Rafael  Nivar Seijas, Enrique Pérez y Pérez  y  Ramón Emilio Jiménez Hijo  vió caer su imperio del crimen con la derrota electoral de Balaguer.
Luego de rebasar  difíciles momentos políticos  con intentos fallidos  por desconocer la voluntad popular mediante  golpe de Estado,  superados con la intervención de una comisión mediadora internacional  encabezada  por  el  ex-presidente de Estados Unidos  Jimmy  Carter  en  mayo de 1978,  don Antonio Guzmán emergió  como el sol de la libertad y la esperanza.
Al  tomar control del poder  el presidente Guzmán  terminó la era del odio y el dolor. Y pudo renacer  la primavera. Don Antonio, hombre campechano de escasa formación intelectual, pero de fina  inteligencia natural,  templanza  y firmeza de carácter, fue el arquitecto y líder de aquel  proceso.  Con dificultades hasta para pronunciar las palabras en un discurso, don Antonio manejo el poder con gran humildad y sencillez.
Con  recia y enérgica  personalidad,  no le tembló  el pulso para  destituir  a los  generales corruptos y manchados de sangre.  Se fue abajo aquella maquinaria  militar del  terrorismo de Estado.  Uno  por  uno fueron destituidos  los temidos  generales  del  crimen  y el luto.  Y todo un pueblo vibrante, feliz por aquella hazaña, por aquel coraje presidencial,  que reafirmó su fe y su confianza  en el destino nacional.
La Ley de Amnistía dejó  en libertad  a cientos de lideres encarcelados por sus ideas. Regresaron  todos  los exiliados  de  Europa y el resto del mundo. Y comenzó un proceso de despolitización de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Todos los días habia incertidumbre sobre quien seria la próxima víctima, Con Guzmán terminó la era del  crimen político de Estado y el miedo.
Hay una anécdota  del  general  Jaquez  Olivero, quien proclamaba con arrogancia en público  que Guzmán mandaba en el  Palacio, pero  que  él  gobernaba en el Cibao.  Don Antonio lo llamó a su despacho y allí lo despojó  de sus insignias: “Usted ahora es un civil”. Un general  que quiso sublevarse  y mantener  la misma conducta prepotente  del  régimen desplazado.
En lo económico,  Guzmán levantó una nación arrasada por el  ciclón David y la tormenta  Federico, y nacionalizó empresas  extranjeras que controlaban el  oro, la bauxita  y el ferroniquel  y otros minerales cedidos a empresas extranjeras con contratos leoninos,   como  la Gulf and Western  y la Rosario, que pasó a llamarse Rosario Dominicana, con el  control accionario del Estado Dominicano  en Pueblo Nuevo, Cotuí.  
Con toda esta historia, la noche del 3 de Julio de 1982 la noticia de la muerte del  presidente Antonio Guzmán, al  suicidarse en una habitación contigua a su despacho  del Palacio Nacional de un disparo en la cabeza,   rompió  el  corazón de todos los dominicanos.  Varias hipótesis  han sido creadas alrededor de su muerte, todavía cubierta  por el  velo  del  misterio. 
1)    Que el  presidente  Guzmán cayó   en una fuerte depresión  por la enorme corrupción, el enriquecimiento ilícito  en  que incurrieron personajes y familiares  cercanos de su gabinete  (Su yerno el ingeniero José Maria Hernández y su hija Sonia Guzmán de Hernández , secretario y sub-secretaria administrativos de la Presidencia) que lo llevaron a pensar que su gestión había  sido un rotundo fracaso;
2)    Que  las amenazas  de su mayor rival interno en el PRD, el  candidato  y presidente electo Salvador Jorge Blanco de acusarlo de corrupto y someterlo a la justicia, una vez saliera del poder en 1982, acentuaron esa  grave crisis síquico-depresiva y lo llevaron a pegarse un tiro en la cabeza. Las imágenes de televisión muestran  el rostro apagado, demacrado,  y su pelo completamente encanecido  en  las semanas anteriores  a  su muerte; 
3)    Que alguien le habría dado muerte de un disparo en la nuca en el baño de su despacho  en el Palacio Presidencial;
Todo lo anterior ha quedado en el marco de las especulaciones. Lo que se impone, para esclarecer completamente la verdad de los hechos, es la exhumación del cadáver, para verificar la pistola utilizada para matarse y el trayecto recorrido por la bala que mató  a  don Antonio Guzmán, y comprobar  si  entró por la nuca o por la sien.
Como  han hecho  los chilenos  con el cadáver del ex-presidente Salvador Allende, quien murió en el  Palacio La Moneda, en Chile, enfrentando  un golpe militar encabezado por el general Augusto Pinochet, el  11 de septiembre de 1973. Se quiere establecer  con precisión  y claridad científica  si  fue asesinado  o confirmar que fue  un  suicidio.  Lo mismo debería hacer ahora, no importa que hayan pasado 29 años del hecho, con el  presidente Antonio Guzmán, guardando las diferencias con lo ocurrido a Salvador Allende, en tiempo y circunstancias completamente diferentes.
Alguien de la familia Guzmán, su hija Sonia Guzmán de Hernández, y sobretodo su partido, algún legislador del PRD, deberían  impulsar la exhumación del cadáver y una investigación seria, profunda, de los hechos,  por el rescate definitivo  de la honorabilidad  de esta familia presidencial.
Las nuevas generaciones  deben conocer la  verdad, como es el deseo de mucha gente que guarda silencio sobre este episodio  triste de la historia reciente dominicana.
Alguien que tuvo la suerte de ver  a don Antonio Guzmán en su residencia de Santiago, lleno de vida,  el 3 de Julio a las 11:00 de la mañana, el ingeniero Frank Reyes, me ha pedido que reclame una  estatua, tarja o busto  para reverenciar de forma perenne al  presidente  don  Antonio Guzmán, humanista, defensor del  respeto a los derechos humanos, y la consolidación de  las libertades públicas, el  verdadero forjador de nuestra  democracia  moderna. Y el esclarecimiento definitiva de las circunstancias de su oscura muerte.
Más que eso, el Congreso, un legislador del PRD, debería consagrarlo a él mediante resolución  (no a Joaquín Balaguer, como irónicamente lo ha proclamado ya el Congreso)  como el padre de la democracia  moderna,  como homenaje póstumo y para hacer justicia con un gran Presidente, ahora en este 3 de Julio del 2011, en el 29 aniversario de su trágica muerte.  


3 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo. esas son las miserias fundmentales de la dirigencia de el PRD que evitan que la gran historia de el partido mas grande y que fue el mas democratico de el pais, se convierta de nue vo en el partido de la esperanza nacional. ojalas mucho dirigentes lean este articulo

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  2. Ciertamente, el periodista Jose Alduey Sierra tiene razon en su planteamiento en el sentido de que el Partido Revolucionario Dominicano no ha sabido valorar e informar a las nuevas generaciones de los aportes que hizo Don Antonio Guzman Fernandez a la democracia en el pais.
    Esa brecha de libertades publicas que propicio Guzman en los cuatro anos que duro gobernando el pais (1978-1982)tuvo un significado importantisimo en la depolitizacion de las Fuerzas Armadas y por consiguiente el adecentamiento de la democracia.
    Tendremos que comenzar un proyecto nuevo para reivindicar a Don Antonio y entre todos financiar la edificacion de una Estatua para asi, honrar a este paladin defensor de los derechos humanos y las libertades publicas.

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  3. todo esto es cierto .yo tenia 18 años cuando llego Guzman como simplemente le llamabamos los campesinos de mi region y el aire que se respiraba era totalmente renovado para todas las personas que de alguna manera teniamos la esperanza de ver cumplidas o realizadas las ilusiones de libertad de ideas que no existian hasta entonces y de repente apenas con cuatro añitos de haber nacido esa enorme criatura que es tan desconocida para los detractores llamada DEMOCRACIA surge la incognita muerte del padre de esta digo incognita porque soy de los que dudan de que Guzman se haya suicidado y pienso que si fue asì fue por su enorme grado de Honradez y su responsabilidad humana que desharian personas de su entorno politico o familiar

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