Por: Ing: Teodulo Antonio Mercedes
La salud emocional depende de un complicado conjunto de factores físico y síquicos y personales que se interrelacionan: La alimentación, el clima, las radiaciones, las sustancias químicas, el ruido, la contaminación con organismos vivos de liquido o solidó, las relaciones interpersonal y el entorno en su conjunto.
Los habitantes del país estamos concientes que disfrutamos de algunos de esos factores, otros están en permanentes descenso, a un grado tal, que la continuidad de esa situación nos colocaría en lugares críticos en la comunidad internacional.
Uno de los factores declinantes es la alimentación, la cual con el aumento en los últimos años del desempleo, ha tomado una pendiente explosiva que influye de manera directa en la incrementacion de las actividades antisociales.
Otro factor en disminución es el ruido, lo que ambientalmente es positivo, el cual se ha reducido, no por las labores de prevención que debió realizar las instituciones competentes, sobre todo el Departamento Ambiental del ayuntamiento del Distrito en Santo Domingo y la Secretaria de Medio Ambiente, sino por el descenso del nivel adquisitivo de la población, lo cual se traduce en aumento de la pobreza y disminución de salud física y mental del dominicano.
La contaminación con organismos vivos, crece de manera desproporcionada, sobre todo luego de haber transcurrido el proceso electoral, donde estaba en juego las diversas sindicaturas En lo que concierne al ayuntamiento del Distrito Nacional, el cúmulo de basura sobrepasa la capacidad de prevención de la población, en lucha permanente en contra de las ratas y demás plagas que se desarrollan en los vertederos.
En San Carlos barrio céntrico del Distrito, se ha producido muerte por leptopirosis bajo la mirada indiferente o quizás impotente de Salud Publica, con todos los infectados por la suciedad producida por la inoperancia de un equipo recién reelecto, que utilizo los recursos en campaña y hoy no tiene para cumplir con sus obligaciones estatales.
Todos los que vivimos en un ambiente contaminado tenemos permanentemente grandes problemas, donde el futuro nos proporcionara soluciones que no necesariamente encajen dentro de los parámetros normales.
En la actualidad hay planteadas algunas importantes cuestiones sociológicas de salud medioambiental con relación a la influencia que tiene la carga emocional de la presión del entorno y la cantidad de emisiones de mensajes que recorrer sin parar las imagines televisivas, los cuales entran en contradicción con la vida real de los habitantes de nuestra nación.
¿Que pensara el padre de familia, cuando escucha que los artículos de primera necesidad están en descenso, afirmación realizada por vendedores detallistas que tienen permiso de importación para algunos rublos, pero su compañera todos los días exige más dinero para la canasta familiar?
¿Cual será la opinión de un padre abnegado que se esmera en el pago de la educación de su hijo, para luego escuchar y comprobar que la educación nacional es un desastre?
¿Que obtendrá un joven que termina el estudio de su profesión de manera exitosa y luego no encuentra lugar ni espacio para poner sus conocimientos en aplicación?
¿Como se siente un ciudadano conciente cuando asiste a un establecimiento publico o privado como las EDES, apagar sus impuestos o servicios que no se le ofrece y se encuentra con un grupo de funcionarios atropellantes, engreídos y “sabelotodo” que abusan de su humildad e inteligencia, a veces explicándole como consumió la energía con el aire acondicionado que el nunca ha podido comprar?
¿Como terminara este conglomerado de ciudadano? Agresivo? Frustrado? Timado? O como el personaje de los muñequitos, con el cuchillo en la boca?
Como incidirá esa carga emocional en el día a día del ciudadano común, y quien le compensara por esos desafueros cometidos, en el cual el solo ha sido victima?
No constituyen estas aberraciones sociales, pasivos ambientales sociales? Los cuales la sociedad más temprano que tarde esta en el deber de corregir y compensar?
El pasivo ambiental es el conjunto de los daños ambientales, producidos por una institución, en este caso el estado, durante su funcionamiento ordinario o por accidentes imprevistos, a lo largo de su historia.
Desgraciadamente hay muchos pasivos ambientales sin compensar. En el, se identifica fácilmente la responsabilidad moral, aunque no siempre la responsabilidad jurídica.
La valoración del pasivo ambiental, o lo que es lo mismo, la valoración monetaria de los daños ambientales, siempre será discutible y arbitraria por lo siguiente: Primero, los ecosistemas y su interacción con la sociedad humana se caracterizan por un alto nivel de complejidad y una incertidumbre alta, y los seres humanos son muy difíciles de predecir.
Segundo, los daños ambientales en términos monetarios tienen límites estructurales inevitables o sea la “ausencia de una unidad común de medida aplicable a valores plurales: ¿Cuál es el valor monetario de una vida humana? ¿Cuál es el valor de la degradación de un individuo, un paisaje, de la pérdida de la identidad cultural, de la emigración forzada o de las enfermedades sufridas? La inconmensurabilidad exige la aplicación del concepto de compensación.
Los daños ambientales puedan ser perseguidos bajo la legislación penal y civil, pero el concepto de pasivo ambiental, expresado como el conjunto de daños provocados a lo largo de la historia de un estado, no existe en la legislación de ningún país.
En ingeniería ambiental, existe el concepto de restauración y compensación, el cual necesariamente las nuevas generaciones que controlen el poder político, tendrán que aplicarla para hacer posible que este país funcione y desaparezcan los desencantos que generan los que los detectan.
Esto será posible, a través de un Programa de Restauración y Compensación Social Ambiental, que tendrá como objetivo principal, llevar a cabo acciones tendientes a la restauración o rescatar la confianza de la ciudadanía en las instituciones nacionales que por diversas causas fueron dañados o están deteriorados y no han cumplido con los cometidos sociales para la que fueron creadas.
Cuando su recuperación no sea posible, a modo de compensación, se tomen medidas para evitar que ocurran daños en otros lugares, sea por estar correlacionados o por otra razón.
Un programa que penalice las intenciones, acciones y “los escándalos generados por el envío que ha hecho el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional de los proyectos de contratos con la Sun Land Group, para equipar a la Policía Nacional, y con Empresa Nacional de Desarrollo (ENADE), para administrar los bienes inmuebles del Estado en manos privadas.
El diseño e instalación del Portal Electrónico del Gobierno Dominicano; la compra de cientos de miles de cascos protectores y chalecos para los motociclistas que prestan servicio de transporte de pasajeros; la puesta en servicio de un nuevo sistema para la expedición de las licencias de conducir; un convenio para el cambio de los carnets de identificación de los miembros del Departamento Nacional de Investigaciones (DNI), y proyecto de compra e instalación de software para agilizar las operaciones internas del Instituto Postal Dominicano (IMPOSDOM)”.
De igual manera, los contratos de construcciones para favorecer deudas políticas o el trueque de evaluación sicológica para el porte de armas de fuego, por el que se creía desaparecido formulario 25, así como las leyes y acuerdos que conducen la comercialización de los carburantes, la cual en la misma medida que no toca la dependencia energética, es fuente de ingreso para el estado mayor que lo que reciben las petroleras, que son quienes extraen el combustible.
Un plan de trabajo que haga imposible las quiebras de los bancos y penalice a quienes intenten corromper las pruebas del delito. Que considere el alcohol como productor del alcoholismo, una enfermedad tratable con programas y metodología conocida y no como causa de atracos y otras actividades delictivas, intentando encubrir las causas reales de la delincuencia, pobreza y enfermedad espiritual que tiene la población.
Un plan que dignifique al bombero nacional y no le otorgue funciones para la que no esta entrenado, en fin, un plan para todas las estaciones, el lo que prevalezca el interés colectivo y no el deseo expreso de un grupo de improvisados en el manejo de las cosas publicas y del comportamiento social, que en todas las crisis que no envuelven, inventan soluciones, las cuales al mes la realidad la desestima. Amarando proyectos dudosos, la inseguridad ciudadana y la delincuencia con globos sueltos inflados con gas de helio, los cuales suben y suben sin que nadie lo pueda contener.
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