jueves, 19 de mayo de 2011

El fracaso del PLD 2da. Parte.

Por Bernardo Candelier.
Bosch era una persona que no le gustaba la  violencia, mas bien era pacífico, tierno, humanista, con una sensibilidad demasiado profunda, y de una honestidad clara como el agua de un manantial. Hay rasgos en la personalidad de Bosch que entran en contradicción con el objetivo de liberación que se planteaba su partido, que en su nombre indicaba claramente lo que perseguía.
Él era crítico, muy crítico del sistema capitalista cuyas leyes él ya renegaba, pero para materializar el proyecto que él se planteaba necesitaba de más acción, agitación, y un choque más frontal contra un estado capitalista obsoleto, desde el punto de vista de la filosofía que él defendía, la filosofía marxista, por llamarla así, ya que todos sabemos, el marxismo es una ciencia.  
Para ese choque, no sólo verbal, sino más convencional desde la óptica de la lucha de clases, Bosch, que era el líder, en algún momento, tendría que dar la orden para comenzar un proceso inevitablemente violento que diera al traste con el viejo orden establecido. Pero conociendo a Bosch, es difícil imaginárselo dirigiendo una lucha armada, como fue el caso de cuba, Rusia y otras naciones que se fueron al socialismo después que sus líderes triunfaran en los combates. 
Fidel no entró al Partido Comunista cubano porque entendía que ahí no tenía nada que buscar, y que él necesitaba de un instrumento más bien definido y más combativo, en la lucha que él libraba contra la oligarquía, representada en Cuba por Ramón Grau San Martí  y Fulgencio Batista , los dos presidentes cubanos que tuvo que enfrentar Fidel. 
Lenin también fue un agitador de todos los tiempos, inclusive, un hermano de él, Aleksandr – se escribe así mismo - había sido condenado a muerte por el zar, y ejecutado, por participar en una conspiración para matarlo. Lenin, en su lucha contra la oligarquía rusa, tenía bien definido su objetivo, que consistía en acabar con el dominio zarista, corrompido, ineficaz, y represivo.
 Pero Lenin era un agitador, un militante agresivo, algo  que le faltaba a Bosch, como líder  de un partido que pretendía hacer  una revolución. El fogueo y el militantismo de Lenin lo llevaron varias veces a la cárcel y al exilio, como a Fidel, pero finalmente ellos consiguieron sus objetivos : suplantar el viejo y decadente estado feudal por un estado socialista a través de una revolución proletaria, en el caso de Lenin.
 Lenin supo entonces aplicar sus conocimientos del marxismo a la práctica revolucionaria, a la agitación política, ya que, una vez convertido al marxismo, sólo quedaba utilizar sus métodos para transformar la sociedad de la que él renegaba. Uno puede estar de acuerdo con una ciencia, que era el caso de Bosch con el marxismo, pero de ahí a tener la determinación y el militantismo  para transformar la sociedad a través de la lucha armada, es otra cosa, y  Marx no dejaba ninguna duda, cuando decía que la burguesía no cedía el poder por la buena.
 En el caso de Fidel, él también barrería los demonios de la oligarquía  del escenario político cubano, a través de una revolución que fue el producto de años de agitación política que comenzó cuando él - Fidel – estudiaba en la Universidad de la Habana. Fidel no se limitó, como tampoco Lenin, al simple discurso o a las simples conferencias y charlas sociales, ellos fueron agitadores que lograron con su dinámica, dirigir a sus pueblos a  acontecimientos que cambiarían para siempre la realidad social y política de sus respectivos países.
¿Tendría Bosch el coraje y la determinación de ir más allá de los simples conceptos marxistas? Permítanme algunas dudas, aunque no dudamos de su sinceridad ni de sus buenas intenciones. De lo que no tengo ninguna duda es que si Peña Gómez hubiera sido marxista, hubiera ido más lejos que Bosch, y hubiera completado el proyecto, junto a la izquierda, de hacer la revolución. Peña Gómez era un hombre de acción, con un carácter fuerte, y con una determinación que lo llevaron a arriesgar su vida, al igual que algunos dirigentes de izquierda, en más de una ocasión, algo que no atajó su ímpetu ni su coraje, ni su lucha contra un régimen que no lo pensaba dos veces para aniquilar a alguien que consideraba peligroso para sus intereses. Peña Gómez tenía el don de la estrategia, y eso le permitiría, en el caso hipotético en que él hubiera sido marxista, de hacer alianzas con sectores muy alejados de su doctrina partidaria, si esto le hubiera  convenido al pueblo dominicano, como fue el caso de los comunistas cubanos, que apoyaron a Batista, en las elecciones de 1940, en las cuales habían algunas promesas de tipo social que beneficiaban al pueblo, todos sabemos que Batista no cumplió con las expectativas, y sabemos también lo que vino después. Como decíamos, Peña Gómez era un buen estratega, y mantuvo siempre buenas relaciones con elementos liberales de las fuerzas armadas.
En un escenario, hipotético, tengo entendido, de que peña Gómez hubiera sido marxista, al contrario de Bosch, hubiera estado más cerca de la izquierda y hubiera conseguido quizá atraer a esta a un frente que hubiera barrido el régimen de Balaguer.  No dudemos que hubiera triunfado mucho antes, en los primeros años que sucedieron a la muerte del  tirano. Hablando, claro hipotéticamente. Pero lamentablemente, la historia no está hecha de hipótesis.
Aunque estamos seguros que deseos no le faltaban a Peña Gómez de hacer una revolución social, conociendo el compromiso histórico que él tenía con su pueblo. Sabemos también que en el caso de Peña Gómez, su ímpetu fue descendiendo y ya sus aspiraciones sociales de las décadas de los sesenta y setenta se vieron disminuidas con los gobiernos del Partido Revolucionario que, aunque habían cambiado el panorama político después de las elecciones del 1978, no libraron las expectativas ni los sueños de su líder máximo, aquel Secretario General histórico, aquel quijote de la política dominicana que luchó contra demonios de carne y hueso, no contra molinos de viento como la obra de Miguel Cervantes, sino contra personajes mas bien interesados en sus conveniencias personales que en alivianar la deuda social de un pueblo subyugado históricamente por sectores más que oscuros, esos demonios estarían dentro de la misma estructura política que él, con tanto trabajo, edificara precisamente con el Prof. Bosch.
No olvidemos que Fidel era un anti-Trujillista que había participado en los entrenamientos, y que estaba ya en un barco en el mar, cuando se anuló la invasión de Cayo confite, invasión que buscaba derrocar por la lucha armada el régimen trujillista Invasión que no se dio, porque los americanos se enteraron de la trama, y metieron presión sobre el gobierno cubano, echando este para atrás. Dos de sus ministros estarían directamente implicados en el proyecto, al igual que el gobierno haitiano y venezolano.
Los comunistas dominicanos no supieron aprovechar el gobierno comunista cubano, una vez instalado Castro en el poder, tampoco lo haría Bosch, quien, en plena dictadura balaguerista, y con un pueblo todavía caliente con una guerra de Abril que sólo tenía ocho años que había pasado cuando él funda su partido, andaba tranquilo ,hablándole a sus discípulos de Pedro Santana, de Lilís, de los Bucaneros y Filibusteros. Todavía seguiría tranquilo, después del desembarco de Caamaño en Playa Caracoles, el mismo año en que él funda su partido, en el 1973.
Bosch, bueno en el arte de educar a las masas, creyó que primero había que concientizarlas  sobre el papel que ellas debían jugar en la dirección de un partido de vanguardia. No tenía prisa, ya que consideraba que sin educación, las masas no comprenderían el papel que ellas debían jugar en el proceso revolucionario, en un país al que él consideraba de "capitalismo tardío" Bosch, que fue un estudioso del Marxismo, no entendió parece algunos elementos importantes dentro de la lógica de Marx, de la dialéctica, o la lucha de clases.
La historia la hacen los pueblos, y una revolución muchas veces no se organiza poniendo las fichas como en un rompecabezas. Además, son las contradicciones naturales que se dan en el plano social entre varias clases irreconciliables, lo que determina la dinámica en un contexto histórico dado. Todo eso unido, claro, a un liderazgo capaz de conectarse con ellas y guiarlas en su lucha contra la opresión.
Todo esto dentro de la lógica del Marxismo. Bosch estaba conectado con las masas, era un líder muy querido por ellas, pero al ritmo que él conducía en tren que llevaría al pueblo dominicano hacia la liberación nacional, se necesitaría mucho tiempo, pero mucho tiempo, para conseguir los objetivos del PLD, que era la liberación nacional.


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