Estados Unidos ha puesto fin a su peor pesadilla. Osama Bin Laden ha muerto. Elaborada durante muchos años, estudiada al milímetro durante los últimos meses, una operación de las fuerzas especiales estadounidenses ha matado al lider de Al Qaeda. Así lo ha anunciado en torno a las once y media de la noche (cinco y media de la mañana en España) el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Los agentes abatieron a disparos al líder de Al Qaeda en la lcalidad de Abottabad -a 80 kilómetros de Islamabad y en el norte de Pakistán- en una operación en la que no hubo bajas estadounidenses.
El presidente ha asegurado que EE UU tiene el cuerpo del terrorista, un asunto de vital importancia para evitar el escepticismo que la noticia por sí sola podría causar en los circuitos islamistas radicales.
Varios medios norteamericanos, entre ellos la CNN y The New York Times, citando una fuente oficial, han informado posteriormente que el líder de Al Qaeda ha sido enterrado en el mar de acuerdo con la práctica musulmana.
Las prácticas islámicas requieren que el cuerpo se entierre en las 24 horas posteriores a su fallecimiento. Según fuentes oficiales, la decisión se tomó porque parecía una misión demasiado complicada encontrar un país dispuesto a sepultar al terrorista más buscado del mundo.
En la operación militar, han muerto cuatro personas más aparte de Bin Laden: un hijo mayor de edad del terrorista, su mensajero y un hermano de este y una mujer no identificada. Fuentes del Gobierno de Pakistán han asegurado al servicio de BBC en el país que durante el asalto cinco guardias de Bin Laden cayeron también y cuatro más han sido detenidos, pero no ha podido ser confirmado.
En su alocución desde la Casa Blanca, Obama afirmó que, tras haber estado recibiendo desde agosto informaciones de inteligencia fiables sobre el lugar donde se encontraba Bin Laden
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