Miami avanzó a la final al batir 83-80 a los Bulls de Chicago en una espectacular remontada del conjunto del sur de la Florida que llegó a estar abajo por 12 unidades.
Al equipo dirigido por Erik Spoelstra ahora le tocará disputar la corona de la NBA con los Mavericks de Dallas, monarcas del Oeste, en una final que se iniciará en el cálido barullo del American Airlines Arena a partir del martes.
Todo parecía indicar que Miami iba a jugar un sexto partido ante los Bulls por el título del Este el próximo sábado. Así al menos fue el trazado del encuentro a lo largo de los tres primeros cuartos, cuando los Tres Grandes se mostraron desganados y erráticos.
Todo cambió en el momento de la verdad, en los minutos que separan a los que celebran de los que lloran.
Y no es de extrañar que fue en esos pasajes decisivos cuando más brilló LeBron James, quien luego de dos cuartos mediocres, sacó su genio, compostura y temple para llevar una vez más el festejo de la victoria por las calles del sur de Florida.
Ahora toca un nuevo obstáculo, el último antes de la máxima apoteosis. Como cualquier rival en esta fase, Dallas presenta retos complicados, pero Miami ha comprobado que está en ascenso y hambriento de más gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario