Un ejemplo de la capacidad de “mentir con sinceridad” que tienen los líderes del PLD.
En estudios de grupos focales que se han realizado en el país en los últimos 5 años, cuando se pide a los participantes nombrar las tres características que perciben como positivas en el PLD, la mayoría indica que es un partido donde prevalece la disciplina, el orden, y donde casi nunca hay “pleitos” y cuando los hay, rápidamente se ponen de acuerdo.
Cuando se les pide mencionar las tres características negativas o las cosas que no le gustan de los peledeístas, las respuestas convergen a lo siguiente: “mentirosos, corruptos y simuladores”.
En esta entrega vamos a poner un ejemplo de la capacidad de “mentir con sinceridad” que tienen los líderes del PLD.
En esta entrega vamos a poner un ejemplo de la capacidad de “mentir con sinceridad” que tienen los líderes del PLD.
Para presentar nuestro caso vamos primero a mostrar lo que afirmó el expresidente Hipólito Mejía sobre la Tarjeta Solidaridad en su discurso de aceptación de la candidatura presidencial del PRD para las elecciones del 2012 y luego presentaremos lo que según el vicepresidente de la República y precandidato a la presidencia por el PLD, Rafael Alburquerque, dijo Hipólito sobre ese tema en ese discurso.
Lo dicho por Hipólito. Sobre la Tarjeta Solidaridad, esto fue lo que afirmó el candidato presidencial del PRD: “En la administración que presidimos del año 2000 al 2004 se inició el programa de la Tarjeta Solidaridad. Anuncio, que ahora ampliaremos sus beneficios y le devolveremos la condición de ayuda solidaria para las familias necesitadas, sin importar su inclinación partidista.”
Hipólito, para resaltar su compromiso, agregó lo siguiente al texto de su discurso: “No se dejen engañar que eso no comenzó en 1996, sino con nosotros en la Secretaría de Educación, un programa serio, dirigido a las madres de los niños que debían ir a las escuelas. Los peledeístas están queriendo meter miedo, diciendo que en un gobierno del PRD quitarán la tarjeta de ayuda, pero que por el contrario se ampliará para que llegue a los sectores que verdaderamente la necesitan.”
Lo que Alburquerque dice que dijo Hipólito. Según el vicepresidente de la República y precandidato presidencial del PLD, Rafael Alburquerque, la población debe defender el programa “Solidaridad”, ante la amenaza pública del ex presidente Hipólito Mejía de que de llegar al poder, a partir del 2012 “eliminará las tarjetas que hoy reciben cientos de miles de familias dominicanas”.
Según Rafaelito, “es un abuso del ex presidente y candidato del PRD de amenazar a las familias dominicanas que reciben los beneficios de este programa Solidaridad, desarrollado en toda la nación a favor de las familias más pobres, y el cual se ha convertido en un elemento vital para enfrentar la crudeza de la pobreza que sufren muchos ciudadanos”.
Es que la Gallup le dió muy duro. Cuando se contrasta lo que dijo Hipólito y lo interpretado por Rafaelito, no hay dudas de que la mentira evacuada por el precandidato presidencial del PLD lo proyecta como uno de los peledeístas con mayores posibilidades de ganar la contienda que elegirá al peledeísta de mayor capacidad estrambótica para mentir.
A Rafaelito, sin embargo, hay que comprenderlo. A pesar de ser vicepresidente de la República, de manejar el Programa Solidaridad que beneficia a 846,080 hogares, de haber canalizado más de 28,000 millones de pesos en subsidios, y de haber tenido acceso de miles de horas de televisión y radio y decenas de miles de pulgadas cuadradas de espacio en la prensa escrita por su condición de vicepresidente en los últimos 7 años, la última encuesta Gallup lo coloca con apenas el 1.3% de las preferencias para ser el candidato del PLD, por debajo del 2% de Francisco Domínguez Brito.
Tiene que ser muy duro, pero muy duro verse tan abajo en las encuestas a pesar de haber llenado el país de vallas y anuncios de tv donde aparece junto a la imagen del presidente Leonel Fernández. Ha cambiado de slogans 4 veces y no sube. “Desde que el mundo es mundo… detrás del primero va el segundo”. “La obra de Leonel la sigue Rafael”.“Rafael, es lo mejor que nos puede pasar”. Y para rematar “A Rafael le sobra Honestidad, Autoridad y Experiencia”. El problema es que por alguna razón “A Rafael le faltan votos, muchos votos”.
Como medida de última instancia, Rafaelito parece haber llegado a la conclusión de que tiene que recurrir a la herramienta por excelencia de las campañas peledeístas: la mentira. Y eso es lo que ha querido utilizar contra Hipólito, para ver si sube y le pasa a Domínguez Brito, que sin manejar un centavo del Presupuesto y sin estar desempeñando una función pública, lo supera en las preferencias internas: 2% a 1.3%.
La verdad sobre el origen de la Tarjeta Solidaridad. Rafaelito sabe que mintió cuando dijo que Hipólito eliminaría la Tarjeta Solidaridad. Pero Hipólito debe comprenderlo. Rafaelito está desesperado y lamentablemente cree que mintiendo como lo hacen los mentirosos patológicos, puede despegar y pasarle a Domínguez Brito.
El tema de los programas de subsidios focalizados condicionados o atados al cumplimiento de actividades que fomentan la acumulación de capital humano calificado, apareció por primera vez dentro del debate de las políticas públicas en la República Dominicana, cuando la Fundación Economía y Desarrollo publicó en 1996 el “Programa Macroeconómico de Mediano Plazo para la República Dominicana: 1996-2000”, una versión ampliada del Programa que había elaborado la Fundación que presidimos para los años 1993-1998.
En el Resumen Ejecutivo del Programa, en la sección donde se analizan sucintamente las Políticas para Mejorar la Equidad y Erradicar la Pobreza, luego de analizar la situación de la pobreza, la diferencia entre la pobreza coyuntural y la estructural, y las ventajas de la focalización de los subsidios se señala que: “317. La efectividad de los programa de subsidios focalizados aumenta en la medida en que estos están atados al cumplimiento de actividades que tienden a favorecer la acumulación de capital humano calificado.
Deben reemplazarse los esquemas de subsidios no atados por programas de transferencia directas en los cuales, los beneficiarios estén atados a la asistencia a la escuela o a la participación en programas de cuidados de salud que se ofertan en los centros de salud.
Por ejemplo, se podría establecer un programa de becas o alimentación gratis en la escuela para niños pobres que asistan a la escuelas.
Se podría transferir o pagar en efectivo o en especie (principalmente alimentos) a las mujeres embarazadas y a padres de niños pequeños que asistan a los centros o puestos de salud (hospitales) para participar en los programas de salud preventivos.
Esta sinergia en la política de subsidios focalizados que produce la atadura al cumplimiento de actividades, elevaría el grado de efectividad en el uso de los escasos recursos disponibles.”
A seguidas se indicaba: “318. El éxito de los programas de transferencia o pagos directos atados depende de la disponibilidad de infraestructura que permita la provisión de los servicios que van atados a los pagos o beneficios.
Los esfuerzos encaminados a la reducción de la pobreza deben incluir la provisión de infraestructura a las comunidades pobres tales como edificios escolares, puestos o clínicas de salud, caminos, y un mínimo de infraestructura urbana (alcantarillado). Programas de empleo en estas obras públicas aumentarían el ingreso de los hogares pobres mientras proveen la infraestructura requerida para alcanzar las metas en el área de la salud y educación. Los desempleados de los hogares pobres de las comunidades seleccionadas, deberían tener la preferencia para laborar en el levantamiento de esta infraestructura.”
El Programa Macroeconómico de Mediano Plazo para la República Dominicana: 1996-2000, fue presentado al entonces presidente electo Leonel Fernández y a su equipo el domingo 29 de julio de 1996 en una sesión de trabajo que se prolongó casi 4 horas. Todos los presentes manifestaron su sorpresa ante la profundidad de la política social que contenía el Programa. Lamentablemente, pasaron 4 años, y las recomendaciones de poner en marcha los programas de subsidios focalizados atados, como el de la transferencia directa (pago en efectivo) a los padres a cambio de garantizar la asistencia de sus hijos a las escuelas, no fueron adoptadas.
Fue durante la administración perredeísta de Hipólito Mejía cuando la República Dominicana entró a formar parte del grupo de países que habían comenzado a modernizar, racionalizar y mejorar la efectividad de la política social, a través de la sustitución de los subsidios generalizados por subsidios focalizados atados al cumplimiento de actividades enriquecedoras del capital humano.
Cuando Hipólito dice que fue en su gobierno que se inició el Programa Solidaridad, dice la verdad, pues fue en el 2001 que se estableció, a través de la Secretaría de Estado de Educación, la Tarjeta de Asistencia Escolar, la cual aseguraba una transferencia directa mensual de RD$300.00 a las madres beneficiarias que se comprometían a garantizar la asistencia de sus hijos a la escuela.
La crisis bancaria del 2003 y sus repercusiones durante los últimos dos años del gobierno de Hipólito Mejía limitaron el programa de expansión de este subsidio focalizado atado que la administración perredeísta había diseñado. Cuando el PLD gana las elecciones del 2004, reconociendo las ventajas de este tipo de subsidio, lo expande, amplía los tipos de subsidios y le asigna un nuevo nombre: Solidaridad.
Hizo bien Hipólito en crearlo e hizo bien Leonel en expandirlo. ¿Cuál es la tarea pendiente? Que esos niños provenientes de hogares pobres beneficiados por la Tarjeta Solidaridad, forzados por el subsidio atado a asistir a la escuela, puedan tener la oportunidad de recibir una educación de calidad y no la peor educación pública de todas las escuelas primarias del mundo.
Ojala que Rafaelito, en vez de perder el tiempo en una precandidatura que no prende ni va a prender con mentiras como las que ha estado lanzando en las últimas semanas, dedique sus últimos días en el Palacio a convencer a Leonel Fernández de que necesitamos una educación de calidad para que Solidaridad realmente contribuya a erradicar la pobreza. Con la peor educación primaria pública del mundo, limitamos considerablemente los beneficios a largo plazo de Solidaridad.
Lo dicho por Hipólito. Sobre la Tarjeta Solidaridad, esto fue lo que afirmó el candidato presidencial del PRD: “En la administración que presidimos del año 2000 al 2004 se inició el programa de la Tarjeta Solidaridad. Anuncio, que ahora ampliaremos sus beneficios y le devolveremos la condición de ayuda solidaria para las familias necesitadas, sin importar su inclinación partidista.”
Hipólito, para resaltar su compromiso, agregó lo siguiente al texto de su discurso: “No se dejen engañar que eso no comenzó en 1996, sino con nosotros en la Secretaría de Educación, un programa serio, dirigido a las madres de los niños que debían ir a las escuelas. Los peledeístas están queriendo meter miedo, diciendo que en un gobierno del PRD quitarán la tarjeta de ayuda, pero que por el contrario se ampliará para que llegue a los sectores que verdaderamente la necesitan.”
Lo que Alburquerque dice que dijo Hipólito. Según el vicepresidente de la República y precandidato presidencial del PLD, Rafael Alburquerque, la población debe defender el programa “Solidaridad”, ante la amenaza pública del ex presidente Hipólito Mejía de que de llegar al poder, a partir del 2012 “eliminará las tarjetas que hoy reciben cientos de miles de familias dominicanas”.
Según Rafaelito, “es un abuso del ex presidente y candidato del PRD de amenazar a las familias dominicanas que reciben los beneficios de este programa Solidaridad, desarrollado en toda la nación a favor de las familias más pobres, y el cual se ha convertido en un elemento vital para enfrentar la crudeza de la pobreza que sufren muchos ciudadanos”.
Es que la Gallup le dió muy duro. Cuando se contrasta lo que dijo Hipólito y lo interpretado por Rafaelito, no hay dudas de que la mentira evacuada por el precandidato presidencial del PLD lo proyecta como uno de los peledeístas con mayores posibilidades de ganar la contienda que elegirá al peledeísta de mayor capacidad estrambótica para mentir.
A Rafaelito, sin embargo, hay que comprenderlo. A pesar de ser vicepresidente de la República, de manejar el Programa Solidaridad que beneficia a 846,080 hogares, de haber canalizado más de 28,000 millones de pesos en subsidios, y de haber tenido acceso de miles de horas de televisión y radio y decenas de miles de pulgadas cuadradas de espacio en la prensa escrita por su condición de vicepresidente en los últimos 7 años, la última encuesta Gallup lo coloca con apenas el 1.3% de las preferencias para ser el candidato del PLD, por debajo del 2% de Francisco Domínguez Brito.
Tiene que ser muy duro, pero muy duro verse tan abajo en las encuestas a pesar de haber llenado el país de vallas y anuncios de tv donde aparece junto a la imagen del presidente Leonel Fernández. Ha cambiado de slogans 4 veces y no sube. “Desde que el mundo es mundo… detrás del primero va el segundo”. “La obra de Leonel la sigue Rafael”.“Rafael, es lo mejor que nos puede pasar”. Y para rematar “A Rafael le sobra Honestidad, Autoridad y Experiencia”. El problema es que por alguna razón “A Rafael le faltan votos, muchos votos”.
Como medida de última instancia, Rafaelito parece haber llegado a la conclusión de que tiene que recurrir a la herramienta por excelencia de las campañas peledeístas: la mentira. Y eso es lo que ha querido utilizar contra Hipólito, para ver si sube y le pasa a Domínguez Brito, que sin manejar un centavo del Presupuesto y sin estar desempeñando una función pública, lo supera en las preferencias internas: 2% a 1.3%.
La verdad sobre el origen de la Tarjeta Solidaridad. Rafaelito sabe que mintió cuando dijo que Hipólito eliminaría la Tarjeta Solidaridad. Pero Hipólito debe comprenderlo. Rafaelito está desesperado y lamentablemente cree que mintiendo como lo hacen los mentirosos patológicos, puede despegar y pasarle a Domínguez Brito.
El tema de los programas de subsidios focalizados condicionados o atados al cumplimiento de actividades que fomentan la acumulación de capital humano calificado, apareció por primera vez dentro del debate de las políticas públicas en la República Dominicana, cuando la Fundación Economía y Desarrollo publicó en 1996 el “Programa Macroeconómico de Mediano Plazo para la República Dominicana: 1996-2000”, una versión ampliada del Programa que había elaborado la Fundación que presidimos para los años 1993-1998.
En el Resumen Ejecutivo del Programa, en la sección donde se analizan sucintamente las Políticas para Mejorar la Equidad y Erradicar la Pobreza, luego de analizar la situación de la pobreza, la diferencia entre la pobreza coyuntural y la estructural, y las ventajas de la focalización de los subsidios se señala que: “317. La efectividad de los programa de subsidios focalizados aumenta en la medida en que estos están atados al cumplimiento de actividades que tienden a favorecer la acumulación de capital humano calificado.
Deben reemplazarse los esquemas de subsidios no atados por programas de transferencia directas en los cuales, los beneficiarios estén atados a la asistencia a la escuela o a la participación en programas de cuidados de salud que se ofertan en los centros de salud.
Por ejemplo, se podría establecer un programa de becas o alimentación gratis en la escuela para niños pobres que asistan a la escuelas.
Se podría transferir o pagar en efectivo o en especie (principalmente alimentos) a las mujeres embarazadas y a padres de niños pequeños que asistan a los centros o puestos de salud (hospitales) para participar en los programas de salud preventivos.
Esta sinergia en la política de subsidios focalizados que produce la atadura al cumplimiento de actividades, elevaría el grado de efectividad en el uso de los escasos recursos disponibles.”
A seguidas se indicaba: “318. El éxito de los programas de transferencia o pagos directos atados depende de la disponibilidad de infraestructura que permita la provisión de los servicios que van atados a los pagos o beneficios.
Los esfuerzos encaminados a la reducción de la pobreza deben incluir la provisión de infraestructura a las comunidades pobres tales como edificios escolares, puestos o clínicas de salud, caminos, y un mínimo de infraestructura urbana (alcantarillado). Programas de empleo en estas obras públicas aumentarían el ingreso de los hogares pobres mientras proveen la infraestructura requerida para alcanzar las metas en el área de la salud y educación. Los desempleados de los hogares pobres de las comunidades seleccionadas, deberían tener la preferencia para laborar en el levantamiento de esta infraestructura.”
El Programa Macroeconómico de Mediano Plazo para la República Dominicana: 1996-2000, fue presentado al entonces presidente electo Leonel Fernández y a su equipo el domingo 29 de julio de 1996 en una sesión de trabajo que se prolongó casi 4 horas. Todos los presentes manifestaron su sorpresa ante la profundidad de la política social que contenía el Programa. Lamentablemente, pasaron 4 años, y las recomendaciones de poner en marcha los programas de subsidios focalizados atados, como el de la transferencia directa (pago en efectivo) a los padres a cambio de garantizar la asistencia de sus hijos a las escuelas, no fueron adoptadas.
Fue durante la administración perredeísta de Hipólito Mejía cuando la República Dominicana entró a formar parte del grupo de países que habían comenzado a modernizar, racionalizar y mejorar la efectividad de la política social, a través de la sustitución de los subsidios generalizados por subsidios focalizados atados al cumplimiento de actividades enriquecedoras del capital humano.
Cuando Hipólito dice que fue en su gobierno que se inició el Programa Solidaridad, dice la verdad, pues fue en el 2001 que se estableció, a través de la Secretaría de Estado de Educación, la Tarjeta de Asistencia Escolar, la cual aseguraba una transferencia directa mensual de RD$300.00 a las madres beneficiarias que se comprometían a garantizar la asistencia de sus hijos a la escuela.
La crisis bancaria del 2003 y sus repercusiones durante los últimos dos años del gobierno de Hipólito Mejía limitaron el programa de expansión de este subsidio focalizado atado que la administración perredeísta había diseñado. Cuando el PLD gana las elecciones del 2004, reconociendo las ventajas de este tipo de subsidio, lo expande, amplía los tipos de subsidios y le asigna un nuevo nombre: Solidaridad.
Hizo bien Hipólito en crearlo e hizo bien Leonel en expandirlo. ¿Cuál es la tarea pendiente? Que esos niños provenientes de hogares pobres beneficiados por la Tarjeta Solidaridad, forzados por el subsidio atado a asistir a la escuela, puedan tener la oportunidad de recibir una educación de calidad y no la peor educación pública de todas las escuelas primarias del mundo.
Ojala que Rafaelito, en vez de perder el tiempo en una precandidatura que no prende ni va a prender con mentiras como las que ha estado lanzando en las últimas semanas, dedique sus últimos días en el Palacio a convencer a Leonel Fernández de que necesitamos una educación de calidad para que Solidaridad realmente contribuya a erradicar la pobreza. Con la peor educación primaria pública del mundo, limitamos considerablemente los beneficios a largo plazo de Solidaridad.
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