jueves, 25 de agosto de 2011

Tras la huella de Duarte y los cocolos candidatura de “Papá” mueve las Antillas

Por Hipólito Mejía  
A solo un año de nuestra independencia, en 1843, Juan Pablo Duarte, nuestro padre de la patria, se refugió en Curazao para salvar la vida ante la persecución y amenazas del gobierno colonialista haitiano que buscaba reprimir su gestión separatista.

Este hecho de gran significación histórica es uno de los tantos episodios que, sin lugar a dudas, une a los pueblos de la República Dominicana y las Antillas Holandesas.

Más tarde, durante el advenimiento del ferrocarril y el consiguiente florecimiento de la industria azucarera, miles de ciudadanos de las islas de barlovento trajeron su fuerza de trabajo a las playas de Quisqueya, prestando su descendencia a nuestro pueblo para fundirse en el crisol de la dominicanidad. Estos “cocolos” isleños son parte intrínseca de la esencia nacional.

Numerosos apellidos que hoy forman parte de la genealogía dominicana se originaron en las islas del Caribe y nuestros connacionales han migrado igualmente a ellas en un intercambio humano que nunca se ha detenido, desde que formamos parte de la historia.

Hoy, gracias a la mente preclara del Dr. José Francisco Peña Gómez, los dominicanos que conforman la diáspora antillana pueden también adoptar la nacionalidad de acogida sin menoscabo de perder la suya originaria. Más aún, también podrán ejercer el derecho al voto dominicano desde sus lugares de residencia en el extranjero.

Es por ello, y por mi compromiso con los dominicanos de adentro y de afuera, que continúo visitando todos aquellos lugares que alberguen un número significativo de nuestros conciudadanos, para llevarles mi propuesta de gobierno y escuchar sus puntos de vista y preocupaciones.

Hoy, esta bitácora desea recoger algunos detalles de mi más reciente periplo a Curazao, Aruba, Bonaire y Antigua, llevado a cabo del 17 al 20 de agosto de 2011.

Mi relación con las islas holandesas se inicia auspiciada por la vinculación de José Francisco Peña Gómez al liderazgo político asimilado a la Internacional Socialista.

La importancia de la comunidad dominicana en ellas, su determinante influencia en los recipientes de sus constantes remesas, la militancia organizada de las seccionales del PRD, junto con el voto dominicano en el exterior, constituye un foco primario de nuestra atención.

Paralelamente, aprovechamos para fortalecer y estrechar los lazos de amistad y cooperación con las autoridades y el liderazgo político local, con quienes revisamos la prospectiva de las relaciones entre nuestros respectivos países en cuanto a aspectos políticos, migratorios, comerciales y al intercambio cultural.

Aruba y Curazao han alcanzado un estatus autonómico en el ámbito de la mancomunidad holandesa; Bonaire, en cambio, sigue debatiendo la posibilidad de su completa integración a este esquema. Antigua, que proclamó su independencia en 1981, forma parte del Commonwealth británico. En todos estos lugares fuimos objeto de una cálida y entusiasta acogida que en un futuro no lejano esperamos se traducirá en un mejoramiento sustancial de las relaciones dominicanas con el gran Caribe; relaciones frontales que deberán romper con la apatía que las ha caracterizado por décadas.

Debo agradecer la gentileza de las autoridades de cada una de las islas por las atenciones y facilidades que nos dispensaron, especialmente, en Curazao al gobernador Fritz Goedgedrag, y al primer ministro Gerrit Schotte, quien a sus 37 años es el más joven Premier del mundo; en Aruba, a la vice gobernadora Ella Tromp-Yarzagaray, entusiasta visitante de nuestro país, y a Paul Croes, presidente del Parlamento, quien junto con sus colegas y ministros desarrollamos un diálogo franco y sincero; en Bonaire, al gobernador Glenn Thodé y a sus parlamentarios, entre quienes podemos contar a un cibaeño de pura cepa, Rafael Santana, que sentó sus bases en esa bella isla y hoy forma parte de su gobierno; finalmente, en Antigua, a mi viejo amigo el primer ministro Baldwin Spencer con quien mantengo una afectuosa relación.

Cincuenta mil emigrantes dominicanos pueblan esas islas; empresarios, profesionales y trabajadores que reniegan perder su vínculo original con la tierra que los vio nacer.

El decidido entusiasmo que mostraron por mi candidatura, las muestras de unidad de la dirigencia en sus respectivas seccionales, y su empeño por el establecimiento de un gobierno más justo y equitativo, representa un pujante aliciente en la ruta crítica hacia las elecciones del 20 de mayo del año próximo. No tengo la menor duda de que allá también saldremos victoriosos el día en que hablen las urnas.

Es justo, igualmente, agradecer su respaldo a los medios gráficos y escritos de esos países que en cada uno de los lugares donde interactuamos destacó los aspectos más relevantes de mi visita.

De otra parte, quiero enfatizar que las posibilidades de intercambio comercial con el Caribe siguen siendo inconmensurables. Productos agrícolas y de manufactura industrial podrían ser colocados en toda la geografía de las Antillas. La mayor parte de esas islas depende del turismo como fuente principal de acopio de divisas, en cambio, deben adquirir en el extranjero los insumos que mueven esa industria. Hablamos de un mercado de millones de personas.

Recientemente una tropa de 1,200 obreros y técnicos dominicanos construyó en Aruba un gigantesco hotel para una cadena española en el tiempo récord de nueve meses. Todas las oportunidades están sobre la mesa, mientras que la República Dominicana, frente a ese escenario, se encuentra en una posición privilegiada. Nosotros estamos comprometidos a romper las trabas ancestrales que dificultan nuestras relaciones y convertirlas en nuevas oportunidades.

Vamos a retomar la implementación de una flota mercante que sirva esos mercados; amarrar con ellos el turismo de crucero; explorar y facilitar el multidestino; suplir el mercado étnico e internacional con eficiencia; aprovechar la experiencia y replicar los aciertos en un camino de doble vía; en fin, en el marco de los esquemas de integración, tenemos que relanzar las relaciones con todo el Caribe.
Las oportunidades están ahí. El reto es nuestro.

1 comentario:

  1. espero en dios que se puedan lograr por lo menos la mitad de lo planteado. ya que seria de gran ayuda para las generaciones venideras. estamos metidos en un saco sin salida fruto del maltrato de este gobierno incapaz e indolente con el pueblo.

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